skip to main |
skip to sidebar
El desorden populista que
instauró como política y práctica social el Kirchnerismo ha llegado a su fin,
porque el populismo demagógico no es sólo desorden político e institucional,
también es económico, la anarquía y el retroceso son evidentes y una vez más,
en lugar de avanzar hacia una síntesis positiva a la que cada uno podría
aportar lo suyo, liberales, nacionalistas y respectivos referentes políticos y
sociales no hacen más que atrincherarse en consignas y promesas, nadie da
señales de tener siquiera un diagnóstico preciso de la situación.