Cada
día que pasa, y el tiempo y los archivos así se los demuestran, van
dejando sin recurso y discurso a este
gobierno que durante esta década se había jactado de ser la verdad misma, un
poco por su autoritarismo y otro por la incapacidad de una oposición y de un
pueblo agazapado a la espera de algún salvador.
Y
por raro que parezca esta vez y por lo visto hasta ahora no hay ni existe ese
salvador, a decir verdad será definitivamente el pueblo quien por primera vez
deberá elegir y ser el contralor de quien surja victorioso en las
presidenciables de octubre. Y es que por el momento los candidatos por ahora a
la vista solo especulan con el día a día de los pasos del gobierno, que
sorprenden siempre con alguna salvajada a los que nos tienen ya acostumbrados.
Los
políticos siguen envueltos y recurrentes a
sus principios “yoistas”, si yo soy hare tal cosa, si yo gano todo va a
ser distinto a esto o aquello; pero en definitiva es más de lo mismo con
diferentes maquillajes pero sin intenciones de profundización de los problemas
y menos de las soluciones.
Pero
ante esta vorágine electoral y ante la ya caída estrepitosa de este gobierno,
la huida de muchos amigos del poder parece como en otras épocas ya muy evidente
y cada vez mas bulliciosa, porque aquellos que comienzan a saltar del barco
hasta se animan a hablar de la ya década perdida.
En
este recambio de ideologías y valores, podemos encontrar a los llamados “compañeros
oficialistas”, dirigentes que como en otras épocas se acobijaron debajo de las
alas del poder, ante su incapacidad de conducir y mantener sus gremios y apoyar
las necesidades de sus bases. Supuestos dirigentes que sin la menor vergüenza
comienzan a pedir la mano a los que hasta ayer eran la oposición, y con
desparpajo se ufanan de querer enfrentar al gobierno, cuando sabemos que
volverán con la cola entre las patas asumiendo una vez mas que son incapaces de
jugarse por sus propios compañeros y afiliados.
Cada
vez mas y cada día que pase podremos ver cuán divididos hemos quedado los
argentinos gracias a este gobierno kirchnerista y muy en particular a este
gobierno Cristinista que termino con la tarea ya pergeñada en su momento por
los movimientos de extrema izquierda y montonera y refutada por el neoliberalismo Menemista
que usurparon el Partido justicialista para sus fines violentos y de
enriquecimiento personal.
Como
vemos la tarea del futuro gobierno no será
nada fácil, ya que primeramente deberá buscar la manera de unir a un
pueblo fragmentado por la idea trasnochada de unos pocos y pocas que supieron
usar el “divide y triunfaras” como lema de su permanencia en el poder. Y no
menos fácil la tares del pueblo todo que deberá asumir su compromiso de ahondar
aun mas los esfuerzos para salir adelante y supera la crisis tanto social como
económica que este nefasto gobierno Cristinista dejara.
Lo
que si tendremos en claro es quienes y como han conducido este barco a la
deriva y quienes ante esto han saltado con el fin de no hundirse con ellos y
tratar de seguir aferrados al poco poder que les pueda quedar. En el caso de
los trabajadores en particular sabremos
a la hora de elegir nuestros dirigentes valorar la lucha, sus ideales y las
convicciones de los mismos.
Por
eso creo que hoy más que nunca está vigente una frase del general José de San
Martin: “La soberbia es una discapacidad que suele afectar a pobres infelices
mortales que se encuentran de golpe con una cuota de poder”.
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