Sin respuestas
propias que justifiquen la continuidad del modelo nacional y popular de una “década
perdida”los argentinos somos sentenciados a un ajuste económico más que
ortodoxo que indica que al gobierno se le han quemado todos los libros y nos
demuestra la incapacidad de los funcionarios que solo están para cubrir la
ingobernalidad del poder de turno, cumpliendo bien solo con sus puestos como
aplaudidores de su jefa. Seguimos con perplejidad como la obstinación, la testarudes,
la omnipotencia y la obsecuencia siguen siendo la herramienta que el gobierno
mantiene como único sustento y al cual ya nos tiene arto acostumbrados.
jueves, 13 de febrero de 2014
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