El desorden populista que
instauró como política y práctica social el Kirchnerismo ha llegado a su fin,
porque el populismo demagógico no es sólo desorden político e institucional,
también es económico, la anarquía y el retroceso son evidentes y una vez más,
en lugar de avanzar hacia una síntesis positiva a la que cada uno podría
aportar lo suyo, liberales, nacionalistas y respectivos referentes políticos y
sociales no hacen más que atrincherarse en consignas y promesas, nadie da
señales de tener siquiera un diagnóstico preciso de la situación.
El país tiene un problema, y un
problema más que grave: se ha quedado sin gobierno, la misma presidente se ha
dado cuenta que se quedo sin gobierno, y su ya larga ausencia, obligada primero
(“por salud”) y voluntaria después, y los graves conflictos que está padeciendo
el país dejaron a la luz a funcionarios desgastados no por su relevancia en el
cargo sino por su alto grado de corrupción.
Y tomando en cuenta de que Cristina, si quiere revertir esta situación
deberá realizar más que cambios profundos en su política socio-económica y de
funcionarios, para los argentinos comunes, los que día a día salen a buscar su sustento, esto no tiene
ni la menor esperanza de cambios en un futuro próximo cercano, muy por el
contrario lo que por hoy parece una relativa calma después de los sucesos de
diciembre, comenzara a recrudecerse para fines de eneros primera quincena de
febrero cuando los argentinos, aquellos que pudieron, vuelvan de sus merecidas
vacaciones y se sumerjan a la realidad de un país desbastado por un desgobierno
que de nacional y popular nunca tuvo un ápice. El país y la sociedad parecen no
tener ley.
Cristina creyó siempre, y sigue creyendo, que el despido de sus
funcionarios es un acto de debilidad. Por eso los retiene, a pesar de que a
veces estalla de furia contra muchos de ellos. Pero ¿qué mayor gesto de
debilidad que la refinanciación de las deudas de las provincias a cambio de
apoyo político de los gobernadores? ¿No era cristinista, acaso, la mayoría de
esos gobernadores? Casi todos esos gobernadores están convencidos, ahora, de
que Cristina Kirchner se ha quedado sola, al frente de un gobierno que se
parece a los restos de un naufragio. Bien lo dijo el compañero Moyano en
referencia a Capitanich al asumir, “le han dado el mejor camarote del Titanic”
que por obsecuente y en pago de las dadivas recibidas durante años por los
Kirchner no tuvo más opción que aceptar.
En este contexto de país, social, económico y político,
podríamos decir que Corrientes es un país aparte, que no tiramos manteca al
techo pero la previsibilidad económica del gobierno de Colombi le da a este absoluta credibilidad, ha
quedado demostrado que la palabra dada en su momento por el gobernador en
referencia al pago de sueldos, aguinaldos y plus extras se cumplen, lo firmado con
la policía de la provincia quienes desde este mes comenzaran a percibir el
aumento escalonado del salario según lo previsto, (a diferencia de provincia
afines del gobierno nacional que ya comenzaron a rechazar dichos acuerdos). Tal
es así que a pesar de no estar por estos días presente, la provincia sigue
caminando tranquilamente de la mano de su compañero de fórmula.
Los Correntinos debemos poner todos nuestros esfuerzos en la
búsqueda de trabajos genuinos que dignifique a la familia, debemos entender que
esta década del subsidio absoluto y sectoralista debe concluir para dar lugar a
fuentes de trabajo con crecimiento sustentable en el tiempo que permitan no
solo el crecimiento de nuestra provincia sino de toda una comunidad postergada
por políticas centralistas y autoritarias.
Sera difícil poder cambiar la mentalidad de división populista
creada por el Kirchnerismo con el fin de acrecentar su poder en todos los
estamentos sociales y políticos, pero así como nadie elige al ladrón que lo
roba en una esquina, nosotros como pueblo ,atraves del sufragio, tenemos la
opción de elegir a nuestros representantes. Este es nuestro desafío.
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