Todo logro debe ser festejado por el hombre, por mucho o por poco, esto
significa que no todo ha sido en vano, y estos 30 años de democracia bien
podemos decir que es más que bueno festejarlos (sin olvidar los graves
incidentes que hoy en día están sucediendo a lo largo y a lo ancho de nuestro
país).
Treinta años de democracia donde la clase política, sindical y la
sociedad toda han sido participes de aciertos y desaciertos, nadie puede quedar
fuera de esto, ya que en mayor o menor medida cada uno ha visto pasar lo mejor
y peor de nosotros y en esta conjunción de hombres y mujeres, especialmente los
que día a día con su trabajo forjan un mejor país y tuvieron una importante
participación activa en el quehacer diario de la patria.
En lo que
respecta al sindicalismo me cabe señalar su deber permanente, que consiste en la
lucha diaria por conseguir una mejor calidad de vida para los trabajadores, podemos
decir con orgullo que muchos trabajadores hoy podemos disfrutar de beneficios
impensados años atrás, fundamentalmente gracias a las luchas obreras iniciadas por nuestros padres
para obtener mejores condiciones de trabajo y nuevos derechos laborales, es por
ello que es importante el replanteo de muchas cosas, aprender de los errores
para mejorar y sobre todo, volver a los viejos valores que nos transmitieron
nuestros padres.
Necesitamos tener líderes que no vendan las luchas si no mas bien que
enseñen y acompañen la formación sindical para forjar futuros dirigentes, es
por ello que considero muy bueno recordar los logros obtenidos en el pasado, de
ellos aprendimos nosotros, pero el deber actual consiste en corregir y seguir batallando
por lograr elevar la calidad de vida de los trabajadores, es un deber y una
tarea fundamental que los sindicatos, con el acompañamiento de la agrupación en
su conjunto pueda lograrlo, la historia ha demostrado que las conquistas obreras
sólo se consiguen a través de la lucha constante.
En lo que
respecta al espacio político su rol ha sido más que importante, ya que con su participación
han colaborado o no al crecimiento del país, lamentablemente en muchos casos la
falta de madurez, compromiso y de gente de bien, este sector de la sociedad que
carga con la responsabilidad de conducir a país, se sumieron en el individualismo
propio del poder que llevo en gran parte a un estado de corrupción sin límites,
sin precedentes y alejados del común de todos los hombres y mujeres de nuestra
Argentina.
Lastimosamente
la inmadurez y la falta de educación democrática del ciudadano común han sido
factores más que importantes en la elección de candidatos que no estaban a la
altura de las circunstancias, que junto a la destrucción sistemática del ámbito
familiar, laboral y de la educación fueron los factores principales para
alcanzar lastimosamente el momento que hoy atraviesa nuestro país.
Por eso es necesario de una vez por todas, trabajar sin
resistencia, sin señalamientos o discriminaciones, en la formación
de los futuros cuadros políticos y sindicales, para que el día de mañana,
todos nos sintamos orgullosos y sobre todo representados por los mejores dirigentes en cada espacio, para
ello hay que incentivar la vieja escuela de los valores éticos y morales que nos
enseñaban nuestros padres, nuestros abuelos, nuestras familias.
La mayor necesidad de la Argentina
es la de hombres que no se vendan ni se compren; hombres que sean sinceros y
honrados en lo más íntimo de sus almas; hombres que no teman dar al delito el
nombre que le corresponde; hombres cuya conciencia sea tan leal al deber como
la brújula al norte; hombres que se mantengan de parte de la justicia aunque se
desplomen los cielos.
Debemos comprender de una vez y por todas que el ser humano es mortal y no vive para
siempre, y por tal razón no hay actitud o hecho más grandioso para destacar en
cualquier líder, que el de la humildad, la tolerancia, el entendimiento, la
comprensión y la docencia hacia los más jóvenes y así poder seguir celebrando
la democracia sin temor a que esta llegue a su fin, pero para ello todos juntos
sin distinción, políticos gremialistas, trabajadores y el pueblo en general,
debemos aportar para lograr en un día no lejano la tan ansiada y postergada
“Justicia Social”.
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